Nadie baja al río a lavar las camisas. Dicen que hace demasiado frío, que el agua no baja tan limpia como antes. Yo creo que los sabañones ya no son estéticos.
Lo mismo pasa con las cicatrices. Por eso ya no se encuentran lobos ni osos en los bosques.
Ahora todo es piel lisa y besos de carmín. Desde aquí reivindico las barbas y perillas, la piel recia y las marcas presentes en todos los cuerpos como nuevo canon de belleza general. Eso incluye: estrías y pelos enquistados, marcas de granos y apendicitis, callos de trabajar y narices torcidas, labios secos y agrietados.
Las cicatrices, sobre todo cuando son por tirarse desnudo sobre una hoguera, hay que lucirlas como galones. ¡Qué lo sepa todo el mundo! Esta fue cuando me revolqué sobre un tapete de cristales, esta por entrar en un cuarto lleno de cobras, esta otra cuando me partí la cara con un muro y esta, ¡ojo a esta!, esta es de cuando me abrí en canal las tripas.
¡La revolución del pasado! ¡Las secuelas de la vida! ¡Que todos alcen sus manos! ¡Hasta aquí llegamos y nos dejamos la piel en cada paso! Que se vea, que se sienta, que el ser humano tiene un futuro, justamente porque tiene un pasado.
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