martes, 22 de marzo de 2011

No dejaría de llorar, de verdad que no. Hay días que no dejaría de llorar. Y llorar y llorar, como si fuera ir a algún sitio tanta lágrima.
Hay días que hasta empezaría a llorar, pero el colchón es demasiado duro.

jueves, 17 de marzo de 2011

Hay días, como hoy, en los que es muy difícil.
Inspirar. Espirar. Inspirar. Espirar.
Menos mal que mi cuerpo sabe hacerlo solo.


Inspirar. Espirar. Expirar

sábado, 12 de marzo de 2011

Atasco apetencial

Hace años tuve un compañero que, muy convencido, me dijo un día que estudiar no servía para nada. En aquella época aquello me pareció una herejía digna de castigarse en la hoguera de la Plaza Mayor. Claro que entonces ya no había hogueras y la Plaza Mayor caía un poco lejos del instituto, así que lo arreglé con un giro brusco de cabeza y me largué. 

¡Qué tiempos! Entonces tenía el pelo largo y el culo (más) gordo, una prepotencia típica de adolescente y una curiosidad que no saciaba nadie ni nada. Todo mi interesaba y nada bastaba, lo que se traduce en que mi capacidad de concentración y aprovechamiento del tiempo eran nulos. Pero una hizo lo que pudo. Más o menos como ahora, claro.

Siempre he defendido eso de que "El saber no ocupa lugar" y me parece muy bien y muy bonito que cada uno se dedique a aprender de diferentes formas y maneras en función de sus intereses. Yo es que a vivir le llamo aprender; les aclaro, además, que estudié filología para poder hacer estas cosas sin que me tocaran las narices con los significados. A buen entendedor... Podría decirse que he consagrado mi vida al conocimiento o, mejor dicho, al proceso de adquirirlo de manera reglada. Y es que llevo matriculada en cursos desde los 2 años (y sí, en los veranos también me apuntaba a cosas). Cuando acabé la universidad estaba hasta las narices. Así que me apunté al Master de Profesorado (aka antiguo CAP) para poder presentarme a las oposiciones de Secundaria (=estudiar más). 

No se preocupen, yo tampoco he entendido nunca esta tendencia a la personalidad múltiple contradictoria.

Mis ganas. Todas atascadas
Cuando acabé decidí hacer algo que me gustaba y me metí a otro Máster (esta vez a distancia, que no me pillan tan fácil). Y ahora aquí estoy con los músculos de las manos y los brazos tensos por empezar a escribir,  las piernas con ganas de marcha y la cabeza repasando la lista de ideas que tengo para lo uno, deberes que tengo para lo otro y apetencias propias. Total, que nada se mueve porque no se dejan las unas a las otras. Y es que, si algo he aprendido a lo largo de todo estos años es El saber no ocupa lugar, pero tiempo... ¡una barbaridad!

Y ahora a ver cómo arreglo lo de mis ganas.



Imagen vista en Palabras
Dijo: -No, yo no escribo - Y la cara se le tintó del rojo de la vergüenza-.

Vino de un mundo donde la diferencia era una virtud a otro donde todo el mundo hace las mismas cosas y es malo creerse bueno.

sábado, 5 de marzo de 2011

No me gustaría que llegaras y descubrieras que no hay sitio al que volver.
¿habías olvidado como era? No tener una razón para volver... O tener demasiadas inconexas. Siempre hablando de ejes y tú siempre pidiendo redes las mismas redes que te asfixian y no te dejan abrir los ojos al mundo que se despierta en tu oído. No me digas que no te das cuenta están muertos muertos como los caramelos de genjibre, muertos como las caneletas de tu escote MUERTOS TODOS MUERTOS y no habrá nadie que recupere los vestidos blancos ni las guirnaldas de flores porque NUNCA NUNCA hubo de aquello... En tus recuerdos el mundo era como las películas de terror y ese es el único reflejo real que queda en el lugar exacto. Vas a tener que hacerlo mucho mejor si quieres seguir viviendo, princesa. VAS A TENER QUE HACERLO MUCHO MEJOR.